domingo, 17 de abril de 2011

NO SE ENFADE SI LE PIDO QUE SE MARCHE DE MI RESTAURANTE.

Querido Cliente:

Cuando uno va al teatro uno no decide la hora a la que la función debe de empezar, sino que es invitado a elegir entre una hora u otra. Así de claro. Y si llega tarde, la función no se detendrá y volverá a empezar sólo porque a Usted Señor no le dio la gana llegar 20 minutos antes, como todos los demás que disfrutan sentados después de haber escuchado la primera, segunda y tercera llamada. Tercera llamada. Tercera.

El teatro no es gratis. Hay que pagar por participar de un evento en el que un grupo de personas han invertido horas, y horas de esfuerzo para el disfrute de un limitado grupo de invitados que a cambio del precio que pagan por asistir a la función, esperan alimentar su espíritu. En algunos casos lo consiguen y al salir del teatro, se sienten renovados, reconfortados, restaurados. En otros casos, los menos, la experiencia no estaba a la altura de las expectativas. Pero eso ya lo sabías, el hecho de pagar por una entrada no garantiza que la obra te vaya a gustar. Te puede gustar o no, pero no por eso vas a echar pestes y hablar mal del Teatro, del empresario, del director, de los actores, del escenógrafo, de el de las luces, de la orquesta, de la chica de los abrigos, de el de la taquilla y de el amigo que te recomendó la obra.

Debemos reconocer que en gustos se rompen géneros y que tus gustos, son eso precisamente, tus gustos. Tuyos y de nadie más.

¿Se imaginan que una vez sentados, los actores representaran a la vez, a petición de los invitados, una obra al gusto de cada uno de ellos? Sería impensable, sería imposible, sería un despropósito que iría en contra de la naturaleza misma de teatro. La obra, su autor, el teatro dejan de serlo. El director y los actores se convierten en meros bufones. El teatro se convierte esperpento.

Nadie se comportaría de tal manera en el teatro, el ballet o un concierto sinfónico.

Y si las Artes Escénicas se merecen todo nuestro respeto. ¿Porqué las Artes Culinarias no disfrutan de tal reconocimiento?

                   


¿Porqué a un restaurante llegamos cuando nos da la gana, exigimos nos sienten en la mejor mesa de inmediato, pedimos de la carta de desayunos a la hora de la comida y en el mejor de los casos, pedimos cosas que no aparecen en el menú, exigiendo cambios en los ingredientes, como si el dinero que pagamos por comer ahí nos diera derecho a todo.

Señoras y Señores, perdonenme pero no. Esto no  es así. Ustedes vienen al restaurante por que tienen hambre. Es decir, tienen una necesidad. Su interés en venir al restaurante es directamente proporcional a la necesidad que yo, como restaurador, tengo de que ustedes vengan. Ustedes me necesitan exactamente igual que yo a Ustedes. Por lo tanto Ustedes NO me están haciendo ningún favor viniendo a comer a mi restaurante. Ni yo les estoy haciendo un favor a Ustedes dándoles de comer por que a cambio de ello me quedaré con su dinero. Pero su dinero no le da derecho a portarse como un déspota.

Somos iguales. Soy prestador de un servicio, no un sirviente. Soy un profesional de la hostelería, el turismo, de la hospitality industry. He invertido muchos años de mi vida preparandome para estar a la altura de sus expectativas y si es verdad que un restaurante es un negocio abierto al público, también es verdad que por amor a mi oficio, lo considero mi casa y usted un invitado. Lo repito por si no le quedó claro. Lo considero mi casa y Usted es un invitado.

Si le es asignada una mesa, piense que alguien se ha quedado sin ella. Usted, y no alguien más esta ahora sentado ahí. Es usted afortunado, ha sido elegido entre otros. Sea Usted agradecido. Respete nuestra propuesta, nuestra carta o menú, nuestros horarios y sobre todo a la gente que le trata a Usted como si fuera alguien importante y que desconoce por completo si Usted es merecedor de dicho trato.

Respete nuestro trabajo de la misma manera que respeta el trabajo de la gente de teatro. Igual que ellos hemos ensayado un guión, lo hemos memorizado, hemos ensayado durante horas y llegado el momento nos entregamos en cuerpo y alma para que usted sea feliz durante 90 minutos que dura nuestra "puesta en escena".

Trabajamos por y para Usted. Sea Usted tan amable de valorar esta entrega y del cariño que sentimos por nuestro oficio: el de darle de comer al que hambre tiene.

Nuestra propuesta puede ser de su agrado, o no. Pero eso no le da derecho a abuchear a los actores y tirarles de tomates en medio de la función.

Caso en el cual me vería obligado a pedirle que se levantara y abandonara mi restaurante.

No se enfade Usted. No me haga un teatrito.

Muchas gracias.

DEDICADO A TODOS LOS RESTAURADORES Y COCINEROS QUE CON TAL DE DOBLAR MESAS (TURN OVER) SON CAPACES DE COMPROMETER LA CALIDAD DE LOS ALIMENTOS Y DEL SERVICIO DE UN RESTAURANTE, DANDO POR RESULTADO UN EMBOTELLAMIENTO EN LA COCINA, UN CAOS EN SALA, Y UN ENFRENTAMIENTO A CARA PERRO ENTRE COCINA Y CAMAREROS, ENTRE CAMAREROS Y CLIENTES Y ENTRE CLIENTES Y COCINEROS. EL QUE MUCHO ABARCA POCO APRIETA.

NO PODEMOS EXIGIR RESPETO A NUESTRA PROFESIÓN SI NOSOTROS SOMOS LOS PRIMEROS EN NO RESPETAR EL TRABAJO Y EL OFICIO DE LOS QUE HEMOS DEDICADO NUESTRAS VIDAS A TRABAJAR EN UN RESTAURANTE.

SI QUEREMOS QUE ESTO FUNCIONE, DEBEMOS DE RECONOCER QUE UNA COCINA TIENE UNA CAPACIDAD LIMITADA DE TRABAJO. EL ÉXITO DE UN SERVICIO DEPENDE DE CONOCER NUESTRAS LIMITACIONES Y DE QUE EL RITMO DE UN SERVICIO SEA COORDINADO DESDE LA COCINA POR EL CHEF. NUNCA DESDE SALA POR EL MAITRE.

Manu Arriaga
Pinche cocinero y aprendiz de Nahual
en La Fonda del Golfo

1 comentario:

  1. Don Manu para presidente! Carajo, esto se le deberia enviar a cada restaurante, fonda, bar, taperia, puesto de comida, como carta de bienvenida para cada cliente, para cada invitado, felicidades Don Manu por tantos y tantos excelentes articulos, siguiendo de cerca, México en la sangre, México en el plato! Saludotes!

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